Algunos
piensan que tuvo la gracia de conocer y tener entre sus brazos ya en esta
tierra a su nieto Jesús. No es seguro, pero de todos modos, el haber sido
escogida con Joaquín desde toda la eternidad para ser la madre de María y
abuela de Jesús, la hace casi imprescindible en la historia de la salvación y
no cabe duda que su lugar en el cielo es de los más altos.