José P. Manglano NOVIEMBRE

Se trata de que hagas oración cada día. Todos los días puedes empezar el rato de oración con la “oración inicial para cada día”. Después, lees con atención el “texto de cada día” y, lo más importante, charlas con Dios, con María... con tus palabras, de lo que has leído y de lo que quieras. Por último, puedes terminar rezando la “oración final”.
Dos ideas previas:
1. PROHIBIDO CORRER: Es corto; no tengas prisa en acabar. No es leer y ya está.
2. LO QUE NO ESTÁ ESCRITO: ¿Sabes qué es lo mejor de este libro? Lo que no está escrito y tú le digas; la conversación que tú, personalmente, tengas con él.

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