Sata. Rafaela María ADORAR

El día 23 de enero de 1977, después de la canonización de Rafaela María, Pablo VI se asomó a la ventana para rezar el Ángelus con todos los fieles congregados en la Plaza de San Pedro. Parecía verdaderamente impresionado por la calidad humana y espiritual de la mujer que acababa de declarar santa. Dijo unas palabras preciosas:
“Una santa muy humilde, dulce, fina, silenciosa, pero llena de riqueza espiritual y de ejemplaridad edificante... Nos parece escuchar su voz, que nos invita a seguir, de una forma apta para nosotros, su camino de santidad... “Venid”, parece decirnos con su voz dulce y persuasiva... “Venid, probad, se pasa por estos senderos: primero, el de la oración absorta en una adoración silenciosa... Como Él mismo ha dicho, Cristo se revela a los pequeños, a los humildes, a los sencillos, a los puros corazón, a los discípulos que creen, esperan y aman... Entonces escucharéis el mandato de Jesús: andad y servid a los hermanos...”
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