Grandes fortunas pagarían millones por entablar media hora de conversación directamente con Dios... A ti eso te lo ofrecen a diario y además te sale gratis... Aun así, ¿por qué rehuimos hablar con Él? ¿Por qué tantos huyen de la amistad con Dios? La respuesta es bien sencilla: Muchos jamás han creído que Cristo está vivo. Y esta es la verdad más verdadera posible que existe: ¡Cristo vive! Pero no vive en forma de recuerdo custodiado, ni de homenaje perdurable... Cristo está tan vivo como tú en este instante. Cristo no es un amuleto, ni un espíritu errante, ni una figura de escayola manoseada por devotos y besuqueada con los ruegos de beatas... Él vive con un cuerpo glorioso que es tan humano como el tuyo... ¡y es Dios!
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