Inmaculada Yáñez AMAR SIEMPRE

Santa Rafaela María   ha sido puesta muchas veces como ejemplo de una humildad heroica, casi desconcertante. Desconcertante por las circunstancias que formaron la trama de su vida, pero más aún por su total aceptación del conjunto de situaciones que tanto la hicieron sufrir.
Tal vez esta mujer tuvo una vida demasiado dramática como para ponerla como modelo de identificación. Cuando así pensamos, se nos olvida que, en mayor o menor medida, cualquier ser humano tiene que experimentar en algún momento el fracaso y la incomprensión, y no siempre por “culpa” de los demás. 
Lo que ya no resulta tan común es que el fracaso y la incomprensión se eleven a la categoría de heroísmo y santidad; y aún más: a la categoría de realización humana. Si esto es posible, será, sin duda alguna, porque el dolor de la vida puede venir envuelto en un gozo desconocido para muchos, la incomprensión puede ser compatible con una cierta comunicación que no siempre alcanzamos a comprender, y el fracaso aparente puede convertirse en una verdadera conquista. Porque ni la santidad ni la realización humana pueden construirse sobre la base de elementos negativos.

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