MANGLANO PEDRO La llamada

Son miles y miles los cristianos que, de manera voluntaria y libre, se entregan a Dios: sacerdotes, monjas, cartujos, célibes o vírgenes,... Y lo hacen sin tener «obligación general», en el sentido de que no hay ningún mandamiento que obligue a seguir esos caminos. Pero ahí está lo extraño del fenómeno que presenciamos: ¿qué extraña necesidad es la que obliga a esas personas a seguir ese camino para ser felices y amar a Dios? Ese fenómeno es el de la llamada o vocación.