"Te adoro con devoción, Dios escondido". Así comienzan los estupendos versos de Santo Tomás de Aquino que se comentan en esta obra. Forman un himno que los católicos han rezado y cantado a lo largo de los siglos, logrando con su meditación buenos impulsos de fe y amor hacia el Señor Sacramentado. Por eso la tradición de la Iglesia lo estima mucho, hasta el punto de que es el único himno eucarístico citado en el Catecismo. La Eucaristía es pues el tema central de este libro; y a su alrededor giran diversos aspectos de la vida cristiana, según el himno los sugiere.