Si la Primera Guerra Mundial provocó el hundimiento económico, político y psicológico de Alemania, la posguerra no mejoró la situación. Al borde de la guerra civil, con más de 60 millones de habitantes y 5 millones de parados, el país se desangraba en algaradas callejeras, golpes de Estado y amenazas separatistas. A toda esa zozobra se sumaban humillaciones como la invasión de Renania por los franceses y la desorbitada deuda de guerra con las potencias aliadas, que cada año suponía casi la mitad del presupuesto nacional del Reich.