No habían pasado aún veinte años tras su muerte cuando Pío XI proclamó a Teresa de Lisieux «la santa más grande de los tiempos modernos». Teresa del Niño Jesús batió todos los récords de la historia de la santidad: fue beatificada en 1923 y canonizada al cabo de tan solo dos años, el 17 de mayo de 1925, constituyendo una excepción a los términos previstos por el código de derecho canónico.