GÓMES MARÍA LUZ San Pío de Pietrelcina
Su total entrega de amor a Dios y al prójimo con olvido absoluto de su persona, es compartida por todos los santos. Pero los dones que el Señor le otorgó: de hacer milagros; gozar de apariciones; “leer en su cuaderno” (otra frase suya), en los corazones, el pasado y el futuro de muchos; don de bilocación (en varias ocasiones estuvo en dos sitios al mismo tiempo); compartir su Pasión (fue el primer sacerdote de la Iglesia estigmatizado; también lo estuvo San Francisco, pero no era sacerdote); sufrir ataques diabólicos (se ve que robaba al diablo muchas almas y le resultaba muy molesto)... Y algunas de estas cosas desde los cinco años de edad, parecen ser únicamente suyas.