ORDEIG MANUEL Eucaristía y unión con Dios


 Cualquier fiel cristiano tiene, como meta de su vida, la santidad; así lo explicó el Concilio Vaticano II. Pero el itinerario hasta alcanzarla es ciertamente prolongado –toda la vida– y no exento de dificultades. La tradición espiritual ha acudido con frecuencia a la comparación con una escalera, por la que el creyente asciende peldaño a peldaño, y en la que se producen frecuentes frenazos, parones y retrocesos.
El deseo que le mueve a subir es la confianza en que Dios le espera al final del camino. Y que la gracia divina le ayudará a progresar, encendiendo en él un amor más fuerte que los obstáculos y las debilidades personales.