LÓPEZ MORATALLA NATALIA, El cerebro adolescente

 Durante la infancia, la influencia genética y la del entorno familiar revisten un particular protagonismo en comparación con la acción personal biográfica. Un niño es un niño, no un adulto. Caracteriza al entero organismo psicosomático de su persona no estar maduro para tomar, con independencia y responsabilidad, el gobierno de sí mismo y la elección de su proyecto de vida. Hoy sabemos, gracias a las neurociencias, que los cerebros de un niño y de una niña están formando sus estructuras y dinámicas neuronales con diferencias sexuales específicas y de manera muy amplia e intensa. Sabemos también que dicho proceso durará muchos años y, desde luego, alcanzará toda la adolescencia y le marcará el resto de su vida.