La vida y doctrina de santa Teresa de Ávila, asimilada con la lectura constante de sus obras, inspiró su vida espiritual y su apostolado, mantenidos por la fuerza de su amor ardiente a Jesús y María y por una adhesión inquebrantable a la Iglesia y al Papa.
Fundó numerosas instituciones y grupos de laicos con tenían un fin común: promover una intensa vida espiritual, unida al apostolado en el propio ambiente. Con ello fijó un camino que continuarían luego san Pedro Poveda y san Josemaría Escrivá.
A de Ossó canonizado por Juan Pablo II el 16 de junio de 1993 corresponde la frase "Educar a un niño es educar a un hombre, y educar a una mujer, es educar una familia."