Llama la atención las ocasiones en que se repite en el tercer libro el verbo “recordar”: quince veces (diez en el primer libro; cinco
en el segundo; quince en el tercero; ocho en el cuarto; doce en el quinto). El dato puede parecer irrelevante para detectar algo que pueda ser peculiar del tercer libro. No es infrecuente en este libro la mirada al pasado, objeto del recuerdo, y la tensión hacia el futuro que es propia de la esperanza.