También contribuyó la amistad con Mons. Alvaro del Portillo, su primer sucesor, y con otros miembros de la Prelatura del Opus Dei, especialmente con el filósofo Carlos Cardona. Fue una admiración y una veneración de algún modo intuitivas, ante un mensaje — el de Josemaría Escrivá— que se presenta con el atractivo del Evangelio. A la vez, ese gran aprecio fue creciendo también especulativamente, con una reflexión atenta acostumbrada a ir al núcleo de las cuestiones, sin quedarse en la superficie.
FABRO CORNELIO El temple de un Padre de la Iglesia
Con frecuencia, el P. Corelio Fabro manifestó su pena por no haber tenido ocasión de tratar personalmente a Josemaría Escrivá, a quien conoció y admiró profundam ente en sus escritos.
También contribuyó la amistad con Mons. Alvaro del Portillo, su primer sucesor, y con otros miembros de la Prelatura del Opus Dei, especialmente con el filósofo Carlos Cardona. Fue una admiración y una veneración de algún modo intuitivas, ante un mensaje — el de Josemaría Escrivá— que se presenta con el atractivo del Evangelio. A la vez, ese gran aprecio fue creciendo también especulativamente, con una reflexión atenta acostumbrada a ir al núcleo de las cuestiones, sin quedarse en la superficie.
También contribuyó la amistad con Mons. Alvaro del Portillo, su primer sucesor, y con otros miembros de la Prelatura del Opus Dei, especialmente con el filósofo Carlos Cardona. Fue una admiración y una veneración de algún modo intuitivas, ante un mensaje — el de Josemaría Escrivá— que se presenta con el atractivo del Evangelio. A la vez, ese gran aprecio fue creciendo también especulativamente, con una reflexión atenta acostumbrada a ir al núcleo de las cuestiones, sin quedarse en la superficie.