FRANCISCO, Soy yo no tengais miedo
Como los discípulos durante aquella noche de tempestad en el mar, los
inmigrantes y los refugiados a menudo se sienten como si también ellos
estuvieran viajando «en la oscuridad y en medio de la tempestad». Afrontan
muchas dificultades, sin saber con certeza, cuándo y cómo llegarán, y qué les
espera. Están asustados: cualquiera puede comprender fácilmente las razones de
sus miedos. Incluso después de su llegada, aunque ya no estén en peligro
inminente ni sujetos a una amenaza particular, muchos «temen el enfrentamiento,
el juicio de los demás, la discriminación, el fracaso». El papa Francisco
reconoce que «estos miedos son legítimos».