Existen actualmente confesores de la fe, es decir, cristianos que son
perseguidos por odio a la fe y que perseveran en su fidelidad a Dios antes que
traicionarlo, aunque sin morir. Su ejemplo de vida también es recogido por la
Iglesia en los procesos de vida, virtudes y fama de santidad, que pueden
concluir con su inclusión en el catálogo de los santos y propuestos como
modelos e intercesores para el entero pueblo de Dios.En la actualidad, también se dan persecuciones solapadas e insidiosas por parte de
otros ciudadanos, o de familiares o amigos. Es lo que ahora se denomina mobbing
o cristofobia, que recuerda al cristiano que si vive su fe con coherencia será,
como Cristo, «signo de contradicción» (Lc 2,34).