MARITAIN JACQUES, Problemas espirituales y temporales de un nueva cristiandad

La ambivalencia de la historia humana, en la que madura un doble fruto, cuya separación no se llegará a efectuar hasta el final de la historia.
Entretanto hay que emitir un doble juicio sobre los diversos momentos de la historia del mundo y de la civilización. Aunque la doctrina del “progreso necesario”, en el sentido de Volney y de Condorcet, parezca absurda desde este punto de vista, hay que admitir, sin embargo, la existencia de un progreso en la historia (¿y cómo podría ser, de otra manera, puesto que el hombre es espíritu y carne, por tanto, un animal progresivo?), pero de un progreso doble: el uno por el lado del polo animal del ser humano y de lo que podría llamarse la fecundidad de la materia corruptible, y el otro por el lado del polo espiritual del ser humano y de la fecundidad que trasciende la materia. Y este doble progreso se efectúa simultáneamente.