Los primeros libros de San Agustín son sustancialmente las conversaciones que el santo sostuvo con sus amigos, en la quinta de Ca- siciaco, durante las semanas que precedieron a su bautismo. Es inútil decir que esta sencilla biografía no tiene la menor ambición de compararse con los escritos agustinianos; pero también ella nació en el calor de una conversación amistosa, una de esas conversaciones de los caminos, en que las almas, al encontrarse más solas, más lejos de las personas y de los paisajes acostumbrados, exteriorizan más libremente sus sentimientos más íntimos.