Para el sumo Pontífice la clave de este compromiso de fe y de renovación social es el servicio. "Hacer por los otros y para los otros". Se trata de una revolución basada en el vínculo social del servicio.
El poder es servicio. El cristiano se ha de sentir urgido a "entrar en el territorio de la servicialidad', por las enseñanzas y el ejemplo de Jesús que no vino a ser servido sino a servir y dar la vida por los demás (cf Mc 10, 42-45).