PHILIPON MARIE-MICHEL, Los dones del Espíritu Santo

La acción del Espíritu Santo domina el mundo. La verdadera historia de la Iglesia es la de Pentecostés, continuada en las almas. A través de todos los acontecimientos de este mundo, Dios persigue su eterno designio: reunir en la unidad de una misma Familia divina a los hombres de todas las razas y de todos los tiempos “configurándoles a imagen de su Hijo".' Es ésta una obra de sabiduría, de poder y de amor, cuyo Artífice principal sigue siendo el Espíritu Santo. La Iglesia de Cristo es tan sólo la humilde servidora de la Divina Trinidad. Animada por él Espíritu mismo, trabaja con su Maestro para “reunir en la unidad a todos los hijos de Dios que están dispersos".