Hay palabras que tienen magia. Seducen por su especial encanto. Ejercen sobre quien las oye y sobre quien las pronuncia un extraño poder de fascinación, de hechizo y hasta de embrujo. Son, por esta razón, palabras verdaderamente peligrosas. Tenemos necesidad de protegemos frente a ellas, para no ser víctimas de su encantamiento.
Una de estas palabras, mágicas y peligrosas, en nuestro vocabulario actual, es, sin duda alguna, la palabra amistad. Cautiva y embelesa. Seduce y embriaga.
Una de estas palabras, mágicas y peligrosas, en nuestro vocabulario actual, es, sin duda alguna, la palabra amistad. Cautiva y embelesa. Seduce y embriaga.