CANTALAMESSA RANIERO, La subida al monte Sinaí


Los peregrinos que van por la mañana al Sinaí material, cuando todavía es noche profunda y la temperatura es bastante fría, dejan el monasterio de Santa Catalina, donde han pasado la noche, y en silencio, solos o en pequeños grupos, inician la subida de los interminables escalones, de modo que lleguen a la cima a tiempo para admirar desde allí arriba el espectáculo, que afirman impresionante, de la salida del sol.
Nosotros haremos un poco como ellos. Subiremos nuestro Sinaí espiritual, para contemplar desde allí arriba a Aquel de quien el Sol no es más que un pálido reflejo. Para tener también nosotros, si es posible y del modo en que Él lo quiera, nuestra pequeña teofanía, una manifestación de Dios. Nuestros guías serán Moisés, Elias y, con ellos, muchos otros “veteranos” del monte Sinaí.