PEÑA ÁNGEL, San Juan Macías

Tuvo muchos dones sobrenaturales de Dios e hizo muchas penitencias, pero fue un santo sencillo. Fue un santo para los pobres, los enfermos, las viudas y los huérfanos y, en especial, para los más marginados de la Lima de su tiempo.

Los indios y los negros eran sus amigos, pero también los pobres y los ricos españoles. A todos amaba con amor de padre y a todos los ayudaba. A los pobres les daba de comer todos los días. A los ricos les pedía limosnas para los pobres y los ayudaba y consolaba en sus tribulaciones. Todos acudían a él en busca de un consuelo o de una ayuda.

Oraba mucho por las almas del purgatorio. Por ello alguien le ha llamado el ladrón del purgatorio. Según cuentan algunos testigos de plena confianza, Dios le había revelado que había liberado hacia el final de su vida un millón cuatrocientas mil almas del purgatorio.

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