Para escribir sobre los acontecimientos y las personas que la ayudaron en su camino hacia Dios, Dorothy Day retrasa el reloj veinte años o más. El libro no contiene nada relativo al movimiento con el que todavía hoy continúa comprometida. Estas pocas páginas se detienen en el umbral de ese movimiento que se conoce y del que se habla en muchos lugares de la tierra. No hay en ellas controversia, aunque no cabe duda de que muchos de sus pasajes suscitarán críticas. Se trata de un documento humano cuya redacción requiere un importante esfuerzo. ¿Qué es, pues, lo que le mueve a escribirlo?
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