Todo tiene su inicio el 2 de
octubre de 1928. Más concretamente, en lo que el entonces joven sacerdote
aragonés experimentó y vio en esa fecha. Según la narración que él mismo nos ha
dejado, en la mañana de ese día, mientras estaba realizando unos ejercicios
espirituales, entendió que debía dedicar su vida a dar a conocer a personas de
todas las condiciones sociales y de todas las profesiones, que Dios los llamaba
a la santidad y al apostolado. Como
algunos autores han señalado, en el
seno de la visión alcanzada el 2 de octubre cabe distinguir dos planos
íntimamente unidos.
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