La acedia -poco importa que no se la sepa reconocer ni nombrar- es una atmósfera que nos envuelve sin advertirla. Se la puede encontrar en todas sus formas: en forma de tentación, de pecado actual, de hábito extendido como una epidemia, y hasta de cultura con comportamientos y teorías propias que se transmiten por imitación o desde sus cátedras, populares o académicas. Si bien se mira, la nuestra puede describirse como una verdadera y propia civilización de la acedia.
Esto es lo que apunta a mostrar este ensayo de teología espiritual y pastoral, que tiene, por eso, también mucho de teología de la historia y de interpretación profética del presente.
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