José Pedro Manglano MARZO

‘Cada caminante siga su camino’, escribía el poeta. No es poco sabio el consejo. El que es bajito querría jugar al baloncesto, y el que no tiene oído estaría encantado en formar parte de un coro. Si es un deseo vago, pues no pasa nada. Pero si no estoy dotado para el baloncesto y me empeño en fomentarlo y cada vez que veo un partido en la televisión o un balón de básquet... me repito una y mil veces ‘cómo me gustaría jugar a baloncesto’, ‘si pudiese entrenaría en tal equipo, y me compraría tales botas’, ‘si ganase en la liga de mi pueblo pondría tal dedicatoria en los autógrafos’... y me revuelvo en imaginaciones siendo el jugador de la selección de no sé dónde... sería poco inteligente.