Georges Chevrot SIMÓN PEDRO

Aprendiendo en la escuela de Jesucristo al lado de Simón Pedro descubrimos las enseñanzas del Maestro, no menos difíciles, sino más realizables. De buena gana nos reconocemos en la psicología del ardoroso discípulo, ya impulsivo, ya atrevido, ya tímido, siempre amante aún en los desfallecimientos. Pedro es sincero. Su rectitud, franqueza y generosidad se ganan al momento las simpatías. No puede uno por menos de amarle. Y quizá no sean sus imperfecciones las que no le hacen menos amable. 

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