¿Cómo actuarías hoy, Jesús, si tuvieses mis manos, mis ojos y mi lengua; si tuvieses mi energía y mi tiempo, mi familia, mis amigos y mi trabajo? Pues hoy te dejo que seas yo: ¡que seas tú quien viva en mí! Quiero ser tú, el Hijo, que pasa hoy por el mundo: que transmita tu mirada, tu sonrisa y tu consuelo, que lleve tu paz, tu ayuda y tu palabra, que realice tu servicio, tu entrega y tu amor. Padre, transfórmame todo en Cristo, dame su espíritu, para que sea el Hijo entre los hombres. Amén.