Ángel Peña: SANTA CATALINA LABOURÉ

Toda su vida vivió oculta, ya que nadie sabía que a ella se le había aparecido la Virgen María. Solamente se lo contó a su director espiritual, el padre Aladel, haciéndole prometer que no manifestaría a nadie su identidad. Así pasó desapercibida de todos. Parecía una religiosa normal, pero su amor a Jesús sacramentado era inmenso y, cuando estaba en oración, miraba continua y fijamente la imagen de la Virgen. Se distinguía de todas cuando rezaban el rosario en común. Su devoción y fervor eran únicos; y lo mismo su atención a los pobres, enfermos y ancianos. 


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