Rafael Corazón POR QUÉ PENSAR SI NO ES OBLIGARORIO


Las ideologías actuales tienen vocación de gobierno: quieren mandar, pero olvidándose del bien común; buscan imponerse e imponer sus ideas, sus slogans, sus prejuicios. Y lo hacen con violencia —a veces física, y siempre moral, descalificando a quien no se someta al «pensamiento único»—. Son ya famosas frases como «quien se mueva no sale en la foto», o descalificaciones como «homófobo», «fascista», «intransigente», etc., con las que se intenta descalificar —callar— a quien se atreva a pensar y más si, cuando lo hace, busca la verdad. La verdad, se ha dicho, no debe guiar al hombre, sino al contrario; con frase que suena a blasfema, se defiende que «la libertad nos hará verdaderos», porque la verdad se construye o se inventa, pero no existe.