La sagrada Eucaristía es la corona de todas las maravillas divinas: la más rica, la más misteriosa, la más atrayente, la más amable. Este sacramento de sacramentos guarda en su interior las insondables riquezas de Cristo. En él se derraman la bondad, la sabiduría, el poder, la misericordia y la generosidad de Dios. Por eso, la devoción a la sagrada Eucaristía constituye sin duda el mejor medio para crecer en tu vida interior, para parecerte más a Cristo, pues es la fuente de la cual nunca dejan de manar las gracias de la Redención para la humanidad.