Federico Suárez: EL SACRIFICIO DEL ALTAR


Es un principio, si no de validez general, sí un hecho al menos de experiencia que en ninguna ocasión ha dejado de mostrarse útil, que para comprender rectamente una frase es más que conveniente situarla en su contexto. Lo mismo, y aún quizá con mayor razón, puede decirse de un suceso o acontecimiento, pues todos tienen unos antecedentes, van acompañados de ciertas circunstancias y, a su vez, influyen en las circunstancias que los rodean tanto como en lo que posteriormente ocurre.

Al tratar, pues, del santo sacrificio de la Misa, parece oportuno tener en la mente este principio, puesto que no se trata de algo sin conexión; antes al contrario, difícilmente se podrá penetrar en su sentido si no se considera su razón de ser, es decir, sin atender a lo que podemos calificar de antecedentes, de todas las circunstancias que lo rodean y de sus consecuencias.
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