Muchas personas jóvenes hacen grandes inversiones de tiempo, energía y dinero para ampliar cada vez más sus conocimientos y mejorar su propia preparación personal.
Sin embargo, la experiencia de los mejores especialistas en educación,
orientación familiar y recursos humanos, señala que la mayor parte de
las veces esas personas presentan luego serias carencias en lo que se
refiere a la formación básica de su propio carácter: pesimismo,
indecisión, desorden, inseguridad, dependencia de los estados de ánimo,
dificultad para trabajar en equipo y relacionarse con los demás, u otros
defectos en su modo de ser que suponen un lastre importante, no sólo
para su valía profesional sino también para su felicidad y su
realización como personas.